por Lucía Medina
Después de varios blogs recorridos en las páginas de Google, me encontré con el relato de un hipnoterapeuta que había atendido un caso muy peculiar sobre el tema que estaba investigando: Malos resultados durante terapias psicológicas.
10/diciembre/2020
El paciente refería que no recordaba nada de lo ocurrido el 22 de octubre, sólo repetía la palabra “almendra”. Una vez salido del trance le pregunté si había podido indagar por qué pensaba en almendras cuando intentaba recordar lo que le pasó. He aquí la conversación que tuve con el paciente:
—Y bien… ¿recordaste algo más?
—Sí. El porqué recuerdo almendras.
—¿Por qué? ¿Había un olor a almendras? ¿Crees que te envenenaron?
—No, no. Eran sus ojos.
—¿Sus ojos? ¿Sus ojos eran color almendra?
—No, sus ojos tenían forma de almendra.
—¿Como rasg…?
—Y ojos negros, cuerpo diminuto y piel muy fría…
Después de esta respuesta el paciente perdió el sentido, cuando reaccionó decidí terminar la sesión de ese día. Los reportes subidos en el blog eran sólo transcripciones de las consultas y la verdad es que el individuo parecía renuente a decir más, cada sesión parecía decir lo mismo. Tecleé en la búsqueda “René GZS”, nombre acortado del paciente, según el terapeuta.
Al hacer la búsqueda aparecieron notas de los medios locales en donde había ocurrido: Melchor Ocampo, Estado de México, un lugar que oscila entre la urbanidad y lugares con amplios campos y terrenos baldíos, según investigué. “Terapeuta charlatán, busca hacer fortuna con la historia de su paciente.”
El encabezado me servía, sin leer la página la puse en mis referencias y me fui a dormir. Al otro día, entregué la tarea y salí de mi clase. En mi laptop se quedaron las búsquedas y debajo de la página que puse en mi bibliografía estaba escrito lo siguiente:
“René, como se hace llamar, porque no quiere decir más, asegura que fue víctima de una abducción y tiene cosas qué decir.”
Bajé más y:
“Terapeuta charlatán asegura que su paciente fue abducido.”
Mi curiosidad fue aumentando, mis tareas podían esperar, no es como que quisiera hacerlas mucho, así que busqué en Facebook si había noticias en los grupos locales que a veces se hacen, hasta que encontré que un antiguo contacto vivía en ese lugar. Le pregunté si sabía algo del caso y él me respondió:
—Ja, ja, ja, sí, fue comentado por unos días, pero en este lugar esas noticias sólo son chismes, así que se olvidan rápido. El loquero sigue dando terapia como si nada, ahí enfrente de la iglesia del centro tiene su localito.
Charlatanería o no, yo quería saber más, busqué el mapa del lugar con las referencias que me dio mi amigo, a ver si lograba ubicar el consultorio. Yo ni sabía dónde quedaba ese municipio, pero, he aquí la muestra de lo que ocasiona un rato de ocio frente a la computadora.
Justamente, en la vista del Google Maps se veía un local que decía “Terapia psicológica. Hipnosis, Dr. Silva.”
Y dentro de mí dijo el psicólogo en formación que soy: Claro, la hipnosis no es una terapia aprobada, puede alterar los recuerdos, no tiene bases científicas… Mi mente se aventó una letanía, pero yo quería seguir leyendo. Todas las notas decían lo mismo. Que un psicólogo quería hacer fortuna con el caso de su paciente, que afirmaba haber sido abducido. En una de las notas, hasta alguien en una entrevista dijo sobre el paciente: “N’hombre, si ese cabrón se ha de haber puesto la peda de su vida y por eso no llegó a su casa hasta que se la curó.”
De pronto me dio una curiosidad enorme saber qué había pasado en realidad. Así que saqué una cita con el terapeuta para el día siguiente.
Todo fue normal, me hizo pasar, y me preguntó por qué estaba ahí. Y hasta ese momento no había pensado en que debía inventar algo, pero tampoco es que pudiera investigar mucho mintiendo:
—Ah… sí… pues, verá, soy estudiante de psicología y me gustaría saber cómo ha sido trabajar con la hipnosis como terapia…
Me empezó a contar las bases en las que se sostenía su sesión.
—¿Y… alguna vez ha tenido complicaciones con esta corriente? Digamos, implantar recuerdos…
No respondió de inmediato. Entrecerró los ojos y el semblante cambió de sereno a
fastidiado:
—Tú vienes a cuestionarme sobre René, ¿no es cierto? Eres otro de esos reporterillos que cree que podrá hacerme caer en alguna mentira. Pues ya te puedes ir por donde llegaste porque…
—No, no, no. No vengo a poner en duda su historia, sólo quiero saber más de lo que ocurrió u ocurre, no lo sé.
Su rostro cambió de nuevo, era bastante notorio que deseaba contar a alguien la historia. Se acercó a un mueble y de allí sacó una caja con memorias USB.
—Aquí están todas las pruebas de que lo que digo es verdad, pero René siempre llegaba a lo mismo, decía no recordar lo que había pasado. Todas terminan en eso… salvo… —decía mientras rebuscaba en la caja que tenía un bonche de memorias. —Ésta.
La introdujo en una laptop empolvada que tenía en una repisa…
—En esta laptop no podrán rastrear que tengo esta grabación.
El consultorio, la cámara enfoca, René recostado en el diván.
—Es el 21 de diciembre y la sesión de René GZS está siendo grabada para evidencia y posterior estudio. —Decía el doctor Silva en el video.— René, en estos momentos estás bajo un sueño profundo, pero tu subconsciente está despierto a través de la sesión de hipnosis. Es el 22 de octubre de 2020, estás en tu azotea, viendo la lluvia de estrellas en el horizonte, ¿qué pasa después, René? ¿Qué ves?
—Veo los destellos, espera, al fondo, muy lejos, hay una luz, más brillante que las demás, cada vez se acerca más, comienza a lastimarme…
De pronto René empezó a forzar mucho sus párpados, como si quisiera abrirlos.
—Tranquilo, René, recuerda que estoy aquí, que podremos salir de tu mente cuando te sientas atrapado.
Y entonces ocurrió algo que, seguramente, Silva había visto en repetidas ocasiones pero que a ambos nos causó sorpresa: René abrió inconmensurablemente los ojos y viendo fijamente al techo dijo:
—Usted no sabe nada, ¿no se da cuenta que sus hipnosis sólo me han servido para volver a comunicarme con ellos? ¿Que necesitaba completar el mensaje?
Confusión.
Cara de circunstancia tanto el Dr. Silva del video como el que estaba a mi lado como yo.
—¿El mensaje? —Articulaba el doctor que parecía no ser consciente del todo de lo
que decía.
—Sí, el mensaje que me tenían que dar mis amigos grises, los almendrados. Ya está completo. Así que no se preocupe, doctor. No creo que volvamos a molestarlo.
Terminando de decir esto René se levantó como si el diván tuviera un resorte. No dejó de tener los ojos muy abiertos.
El video se volvía ruido blanco después de eso.
—¿Qué pasó después? ¿Por qué quitó el video?
—Yo no lo quité, así se puso en cuanto René se acercó y no pasó nada más, salió del consultorio y nunca más lo volví a ver, ni se le ha vuelto a ver por el rumbo. Su familia también se fue de aquí…
Yo tenía en el rostro los signos de interrogación latentes, y el doctor, que había adquirido ante mi perspectiva una expresión de alguien cansado, comenzó a contarme lo que había encontrado:
—Mira, he tratado de entender qué mensaje podría ser, amplié el sonido y sólo lograba captar algunas voces que se meten en el video, todas ininteligibles, pero observando mejor me di cuenta que René susurraba muy, muy bajo y a veces sólo movía los labios diciendo lo siguiente:
"Aquí R3N3 G25. De acuerdo. El 1901 ocurrirá, durante el Himno Nacional,
nadie lo notará. 51 104"
—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasará?!
—No lo sé. Lo único que puedo intuir es que se refiere a una fecha: 19/01, si es así, según las noticias, ese día es la toma de protesta de la presidencia en EUA.
Después de eso, compartí el rostro de circunstancia exacerbado que el doctor Silva tenía, pero, hasta el momento no hemos descubierto nada más, ni hemos encontrado pista alguna de René.
Lucía Judith Medina González. Egresada de Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Tiene 24 años, tiene interés en los estudios literarios de los siglos XIX y XX, así como en escribir género narrativo. Ha presentado algunos textos en encuentros universitarios, como en el Congreso Interuniversitario de Estudios Lingüísticos y Literarios 2017 en Mérida, Yucatán, así como en las Jornadas Académicas de Ciencia Ficción y lo fantástico en el cine y la literatura en 2019 y el Encuentro Nacional de Estudiantes de Lengua y Literatura Hispánicas en 2020. La Coyolxauhqui Revista ha publicado algunas de mis minificciones y un breve testimonio sobre la pandemia. Ávida lectora, analítica y escritora de literatura Fantástica y de Ciencia Ficción, el terror y lo extraño, a veces también escribe algo con tintes amorosos. Participa en un podcast llamado El círculo del Doctor Frankenstein donde se abordan temas de Literatura Fantástica y Ciencia-Ficción.
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