por Patricia Juárez Vázquez
En algún jardín del mundo:
Las pequeñas luces de mi habitación en casa de mi madre era lo único que me mantenía en calma durante la noche, era extraño pero hace mucho el sueño simplemente no hacia acto de presencia tal vez es mi edad y los cambios de los 13 años o el deseo de ver feliz a mi madre…que todos vean lo bondadosa que es, tal vez una compañero alguien que además de mi la haga muy feliz.
Me encontraba hundida en mis pensamientos la casa se encontraba completamente oscura pero mis deseos de escabullirme para ir al jardín y pedir mi deseo a mi bella Selene eran mucho mas siempre con la misma motivación. Al llegar al jardín comencé a caminar por el césped mojado lo hice lentamente subiendo a mi árbol favorito para mirar el cielo y cerrar los ojos para pedir mi deseo en voz alta.
"Mi bella estrella, mi bella Selene si me escuchas solo pido ver a mi madre tan feliz como ella me hace a mí".
Apenas termine de pedir mi deseo unos rasguños en el borde del árbol me hicieron dar un pequeños salto.
Una preciosa liebre gris me observaba sonriente. No sabría cómo describirla exactamente, solo sabía que parecía conocerme.
Me baje de inmediato del árbol, siguiendo sus pequeños saltos que iban en dirección hacia la casa, estaría en terribles problemas si mi madre encontraba un animal dentro.
Antes de entrar a la puerta de la cocina ella se detuvo al igual que mis pasos.
—Lucy esta noche tengo mucha hambre ¿podrías darme algo de comer?— dijo la liebre algo cantarina.
Me quede unos segundos asombrada. ¡Hablaba como yo! Era imposible... No, tal vez no.
Entre a la cocina y busque entre los vegetales que había el refrigerador una zanahoria enorme y, victoriosa de mi búsqueda, se la ofrecí a la liebre que estaba en el borde la puerta.
—Puedes pasar, solo no hagas demasiado ruido porque despertaras a mi madre—mencione mientras colocaba la zanahoria en el borde de la pequeña mesa que había en la cocina.
La liebre asintió y de un salto llegó a la mesa. Apenas había logrado sentarme cuando ella quedo maravillada con la zanahoria que le ofrecía, le dio un mordisco un tanto ruidoso.
—Sabes Lucy, tenemos algunas cosas en común como que a los dos nos adoptaron personas que realmente nos aman y sobre todo que han visto en nosotros nobleza en nuestro corazón y hoy me enviaron para darte un mensaje….— menciono la liebre entre mordisqueos a su zanahoria.
—No lo entiendo ¿A qué te refieres?— pregunte confundida.
—Tal vez no me recuerdas pequeña. Yo te cuidaba antes de que tu madre llegara a tu vida. Me llevas escondida en tu memoria. —Se irguió mirándome con ternura—. Te arropaba por las noches mientras Selene te iluminaba para que no temieras a la oscuridad. La historia de la liebre que logró posarse en la luna por sus buenas acciones es tú historia favorita.
»Cada noche nos hablabas a mí y a nuestra madre, Selene, sobre tu deseo de tener un hogar y lo cumplimos. Pero... —suspiró—parece que tu corazón bondadoso tiene hambre de más y eres agradable. La última vez que nos vimos me habías ofrecido unas pequeñas migas de pan y mira ahora vives en este hogar grande con enormes zanahorias ¿Por qué has de pedir dicha para tu madre si lo tienen todo?—pregunto la liebre con un gesto de curiosidad y al mismo tiempo limpiando sus bigotes de los restos de zanahoria en ellos.
—Porque tener enormes casas o autos caros no es sinónimo de dicha—contesté un tanto exasperada….
—Exacto Lucy, tu madre no vive de la dicha de tener todo los lujos y riquezas si no de tenerte a ti. Siempre ayudas a alguien más, tu corazón siempre se alimenta de las buenas acciones y eres noble. Es más, Selene está tan orgullosa de ti que te otorga el don de comunicarte con ella.—dijo la liebre con prisa mientras caminaba hacia la puerta entre pequeños saltos.
Siguió su camino por todo el jardín hasta que finalmente la vi desaparecer.
Ahora que tengo 24 años, pienso en aquella liebre curiosa y comelona. Tal vez, espero encontrarla pronto. Siempre dejo un pedazo de zanahoria en la mesa de la cocina por si aparece hambrienta después de cada diligencia.
Viajera entre mundos, expositora de sueños y navegante de historias.
Patricia Juárez Vázquez vive en el Estado de México. Tiene 26 años. Espera en un futuro mejorar su escritura y la lectura.
Le agrada mucho compartir sus nuevos descubrimientos y aprendizajes en espacios seguros como Lunáticas. Amante de la escritura creativa, fiel creyente del poder de las letras. Su hogar está en los espacios feministas, pues la han ayudado a confiar en sus letras. Siempre busca con sus relatos y escritos mostrar diferentes perspectivas, crear empatía ante situaciones vulnerables y dejar algún mensaje en ellos.
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